
Luarca, es una localidad para detenerse, para conocer. A la villa Blanca, como también se la conoce, se la caracteriza por numerosos tesoros: sus casas indianas, su característico puente del beso, (vestigio de la leyenda de una trágica historia de amor) o su faro, uno de los tantos, que pueblan el litoral Cantábrico o el cementerio en el que reposan los restos del premio Nobel Severo Ochoa, son algunos de los enclaves para visitar. Sin olvidar un vergel desonocido, como son los Jardines de Panrico , también conocidos como Fonte Baixa, a escasos 2 km de la zona urbana.